En el mes del medio ambiente las abejas siguen siendo víctimas de malas prácticas agrícolas, recibimos el reporte de 40 colmenas envenenadas por el uso irracional y sin control oficial de agroquímicos en la vereda Los Caimos en San José – Caldas (Ruta Viterbo hacia Apia).

Los habitantes de la zona percibieron el olor a pesticidas por al menos una semana y desde el 1 de junio del 2025 los apicultores Gilberto de Jesús Bermúdez y Gabriel Antonio Valencia comenzaron a notar el envenenamiento de sus apiarios, mientras transcurrían los días la mortandad de abejas aumentaba porque al recolectar el néctar de las flores fumigadas, las abejas lo seguían compartiendo con sus hermanas mediante la trofalaxia, envenenándose entre ellas a modo de contagio. Una muerte lenta de las polinizadoras y una situación angustiante para sus cuidadores.

A la fecha son más de 2.400.000 abejas apis-mellifera muertas, sin embargo, este es tan sólo un bio-indicador que no percibe la mortandad de los demás polinizadores, como abejas nativas, mariposas, polillas, escarabajos…entre otros. Y se vuelve más complejo cuando mencionamos los demás efectos negativos e invisibles que afectan a: microorganismos del suelo, el agua, las plantas, la comida, los animales, los niños, en si, una afectación humana, alimentaria y ambiental relevante.

Siguen pasando los días y necesitamos que las fumigaciones se detengan en la zona, solicitamos a las entidades competentes acciones concretas ante este caso y que se refuercen los programas de educación y capacitación para agricultores con enfoque a protección de polinizadores, hoy 13 de junio del 2025 las abejas siguen muriendo.

Hacemos un llamado a la comunidad para que exija el derecho a un medio ambiente sano, a los agricultores que se motiven a usar prácticas sostenibles en sus cultivos y mientras transitan a estos nuevos procesos INFORMEN a los apicultores los momentos de fumigación para regular con anticipación la salida de las abejas mientras pasa el efecto y evitar estas lamentables perdidas.