ENVENENAR NO ES LA SOLUCIÓN
Seguridad alimentaria, una mirada responsable.
En el complejo entramado de decisiones que afectan la seguridad alimentaria es vital considerar no solo la rentabilidad económica, sino también los impactos a largo plazo en la salud humana, el medio ambiente y la sostenibilidad de nuestros sistemas agrícolas. La reciente reconsideración de la política verde en Europa, específicamente en relación con los productos para la protección de cultivos, plantea preguntas fundamentales sobre el enfoque que debe adoptar Latinoamérica, en particular Colombia, frente a los desafíos fitosanitarios.
La realidad innegable es que las pérdidas económicas derivadas de la proliferación desequilibrada de organismos vivos, enfermedades y las mal llamadas malezas son significativas. Sin embargo, debemos cuestionarnos si la solución reside únicamente en el uso de pesticidas.
Experiencias como las de Asohofrucol, destacan la importancia de considerar otras alternativas. La agroecología, por ejemplo, emerge como un enfoque que busca equilibrar la producción agrícola con la preservación del medio ambiente y la salud humana.
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La propuesta de renunciar a los agroquímicos no implica descuidar la seguridad alimentaria. Más bien, aboga por un cambio hacia el manejo integrado de cultivos, realmente responsable con la salud humana y de la tierra. Este enfoque promueve la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. A través de la diversificación y rotación de cultivos y el uso de métodos biológicos para el equilibrio de los seres vivos, se busca minimizar el uso de agroquímicos.
Colombia, con su rica diversidad climática, tiene la oportunidad de liderar un enfoque proactivo en la gestión del equilibrio de los insectos y enfermedades. La estrategia de manejo integrado desde la agroecología no solo protege los cultivos, sino que también preserva la salud del suelo, el agua y la biodiversidad. Además, fomenta la producción de alimentos inocuos y de calidad, fortaleciendo así la seguridad alimentaria a largo plazo.
Aprender de las experiencias europeas no implica copiar ciegamente, sino adaptar y mejorar. Generar y rescatar saberes acordes al territorio particular. La agroecología ofrece un camino hacia la seguridad alimentaria sin comprometer la salud ambiental ni depender de agroquímicos. Colombia tiene la oportunidad de ser un líder inteligente en lo social, económico y ambiental, tomando decisiones fundamentadas en la realidad campesina y considerando alternativas que equilibren la productividad con la sostenibilidad a largo plazo.
Por esto es importante que, desde diferentes sectores, se fomente la educación en este sentido y se avance en las investigaciones que permitan generar alternativas oportunas para reemplazar los productos químicos que han salido del mercado como el Fipronil y el Clorpirifós. En el territorio se ven casos de contrabando de estos productos prohibidos y también de productores que no saben cómo seguir manejando su producción. La promoción de prácticas sostenibles es crucial, no solo para preservar cosechas, sino también para proteger a los polinizadores, afectados por el uso de venenos en los cultivos. La muerte masiva de colmenas es una señal clara de los daños causados.
Estas medidas no solo fortalecen la seguridad alimentaria y el bienestar del ecosistema, sino que también previene posibles repercusiones negativas en la salud humana y la de los polinizadores. La colaboración y la búsqueda de soluciones conscientes son fundamentales para una agricultura sostenible a largo plazo, consciente y cuidadora del equilibrio entre el ecosistema y las comunidades, y desde la que se haga camino hacia una agroapicultura.